Federico G. A. Zamudio.
Atribuirse galardones que no le son propios es una de las maniobras predilectas de ciertos políticos, cuyo afán de escalar de puesto es lo único que prevalece.
En la naturaleza existen animales que se aprovechan del trabajo de otros, como por ejemplo el famoso pájaro llamado cuco (Cuculus canorus), cuya característica es la de poner sus huevos en los nidos de otras especies de aves, para que sus polluelos sean criados por los dueños de casa.
En la vida política las similitudes son asombrosas, y solo se necesita recurrir a cualquier matutino para encontrar que algún mandatario se acredita las obras realizadas por otros, y así como el cuco (el animal) pretende que otros alimenten a su prole, personajes de la escena política argentina, que apuntan a llegar a la cúspide de su carrera (a veces también son cucos, pero los míticos), se hartan con el trabajo de otros.
El gobernador de Corrientes, que no deja títere con cabeza en lo que respecta a inauguraciones, sean particulares, nacionales, municipales y -de tanto en tanto- alguna provincial, tiene un amplio recorrido de cortes de cintas que podría ejemplificarse empezando por la localidad de Riachuelo, donde en 2021 inauguraron un centro perteneciente a una distribuidora privada llamada Curuzú SRL.
Asimismo, asegurando que las obras son el producto de convenios con el Municipio en cuestión (siempre correspondiente a su color partidario o simpatizante), ha dado el puntapié inicial para el comienzo de actividades en una gran variedad de escenarios, desde canchas de césped sintético en San Lorenzo o la iluminación led del estadio único 27 de Agosto en Santo Tomé, hasta festejos tradicionales como la Fiesta Provincial del Ladrillo, sin dejar de mencionar las veces que han enripiado o bacheado alguna ruta o calle.
Ahora bien, estos hechos, y aquellos donde usa dinero de las prestaciones nacionales y luego se queja de que no tiene fondos, forman parte de un aspecto tendiente a ganarse votos a como dé lugar. Pero, ¿es este el verdadero Gustavo Valdés? ¿O es el que afirma que “no es tiempo de egos”, sino que “es tiempo de militar con las ideas”, como aseguró -por enésima vez- cuando estuvo en Lavalle? ¿O es todo parte de un discurso enmarañado y contradictorio que le permitirá acceder a lo más alto del poder?
Por lo pronto, y debido a que es conocida su tendencia a realizar viajes a distintos puntos del mundo, de los cuales regresa con promesas bien elaboradas para ser creídas, tendría que haber aprovechado la cumbre climática en Egipto, donde podría haber inaugurado un par de pirámides, o recorrer tierra italiana y acreditarse a la torre de Pisa, aunque un mejor ejemplo lo hubiera dado cuando visitó China, aprovechando a la muralla sin terminar y él cortando cinta.
