Tiene 21 años y es hijo de un jefe integrante de la Dirección de Inteligencia criminal de la fuerza de seguridad. Se resistió a un procedimiento, en el marco de un encuentro de motos.
La insolencia e imprudencia de un efectivo policial posadeño puso en riesgo la vida de muchas personas (la suya incluida) durante la madrugada de ayer en las calles y ruta de Ituzaingó, Corrientes, cuando decidió escapar de los controles de sus camaradas en el centro de dicha localidad.
En la plaza principal, a las 6 aproximadamente, se desplegó el procedimiento de despeje para que todos los jóvenes en el marco de un encuentro de motos volvieran a sus viviendas. En el caso del policía, de 21 años, el procedimiento se transformó en un incidente de alta velocidad y persecución que pudo ser sofocado a la altura de Villa Olivari en la ruta nacional 12, donde un retén de la comisaría de esta localidad lo interceptó cuando transitaba a 200 kilómetros por hora, en evidente estado de ebriedad, en una camioneta Saveiro preparada para picadas, y que tendría en carácter de depositario judicial.
Las mismas voces manifestaron que el joven se enfrentó a los policías en la calle Corrientes (entre San Martín y Belgrano) en el centro de Ituzaingó. El operativo era de prevención y el agente misionero se negó a bajarse de su vehículo con insultos y amenazas. Decidió acelerar para escapar y detrás se movilizaron varias patrullas de las tres comisarías de la ciudad correntina.
Cuando lo detuvieron continuaba enfurecido e insultando. A su lado, y con idéntica conducta, un hombre de 34 años aseguró que era su familiar. Ante la flagrancia delictiva, ambos fueron reducidos y llevados a la comisaría Primera de la Unidad Regional VI de Corrientes. Allí se les notificó la orden de la Justicia de Faltas de Ituzaingó, veinte días de arresto y 40 unidades fijas de multa (alrededor de 280 mil pesos).
Entre las amenazas que habría gritado a los policías correntinos, el posadeño mencionó ser hijo de un alto jefe de la fuerza de seguridad en Misiones. “Yo soy agente y mi padre trabaja en la Jefatura, nadie me va a tocar”. De acuerdo a las consultas realizadas, se trataría efectivamente del hijo de un mando integrante de la Dirección General de Inteligencia Criminal, que posee oficina en el edificio central de la fuerza en el centro de Posadas.