Organizaciones sociales y de Derechos Humanos acompañaron en un acto a la familia de Lautaro Rosé, el joven que apareció muerto en Corrientes, tras una persecución policial, al cumplirse un año del hecho.
El encuentro en el que se recordó al joven de 18 años fue en la Costanera Sur, a escasos metros del lugar donde se lo vio vivo por última vez al muchacho.
Unas 700 personas se congregaron en el extremo Sur de la avenida Juan Pablo II, donde inauguraron un monolito erigido en su memoria, ubicado justo al lado de la cruz que lleva su nombre.

La concentración fue encabezada por el Movimiento Octubres, dirigida por la licenciada María José Espíndola, quien durante su alocución llamó a denunciar los abusos de poder por parte de las fuerzas de seguridad.
La dirigente hizo notar también la falta de control del Gobierno a la policía de la provincia y responsabilizó al Poder Ejecutivo de las muertes por “gatillo fácil” en Corrientes.
Hubo un acto de bendición impartida por el sacerdote Cristian Soto, en la que participaron también los integrantes de la familia de Lauaro Rosé.
A su tiempo, Juana Sotelo, la madre de Lautaro Rosé, entre llantos pidió Justicia por su hijo. “No voy a parar hasta que caigan todos los que me quitaron a mi hijo”, sostuvo.
Mientras, el abogado Hermindo González, representante de la familia de la víctima, denunció que la policía de Corrientes efectúa acciones sistemáticas para perseguir a los jóvenes de los barrios populares.
En ese marco indicó que los uniformados “desalojan” violentamente la costanera, y otros paseos públicos, para que sea de uso exclusivo de la clase alta.

Recordó que en Corrientes son muchos los casos de abusos policiales, pero que la Justicia ampara estos procederes al no resolver la situación de los imputados y, en casos, hasta no da lugar a la investigación de los hechos.
Mientras transcurría el acto, un helicóptero de la Policía de Corrientes sobrevoló el área, a caso para intimidar a los que participaban de la movilización.
El acto fue al cumplirse un año de la desaparición de Lautaro Rosé quien apareció muerto en el río Paraná el 10 de noviembre del año pasado, dos días después que un grupo de policías lo persiguió por la costanera, hasta llegar a un predio que está usurpado por una empresa.
Los uniformados accionaban sus armas cargadas con postas de goma y hasta se halló un cartucho de bala calibre 38.
Cuando el joven llegó a la costa del río, lo obligaron a tirarse al agua, pese a que no sabía nadar.
Un amigo del joven, de 16 años, fue alcanzado por los policías, quienes lo torturaron aplicándole castigos físicos, para luego dejarlo libre pero muy golpeado en otro punto de la ciudad.
Para la fiscalía hubo un procedimiento irregular. La familia de Rosé identificó a once policías involucrados, pero la jueza de la causa sólo procesó a cinco, ordenando la detención de cuatro y otorgando la libertad al jefe del operativo.