La familia del niño Darío Morguestern, asesinado de un escopetazo en la localidad misionera de Jardín América, considera abandonar la provincia debido a que el homicida del niño está prófugo y temen por su integridad.
La decisión es porque se sienten desamparados por la Policía y la Justicia ya que, afirman, “nadie busca al asesino, nadie nos protege y tampoco le dan protección a los testigos”.
Según Elvira Espínola, la madre de la víctima “el asesino está suelto. Al otro día que le mató a mi hijo vino al barrio y andaba en una moto, todos lo vieron, avisamos a la Policía y todo, pero nadie lo agarró”.
La referencia es a Juan Ramón “Koki” Ramírez, de 19 años, sindicado como el que supuestamente accionó la escopeta recortada que disparó los perdigones que le dieron muerte a nene de 12 años.
Aseguran que el joven sospechoso es extremadamente violento y que tiene antecedentes por amenazas y uso de armas. El miedo es que el supuesto homicida busque atacarlos y para protegerse abandonarían la provincia de Misiones. “Estamos pensando en dejar todo así y que la Justicia haga lo suyo. Nosotros no vamos a hacer marchas ni nada. Vamos a irnos a Pinamar a vivir porque no sabemos qué nos puede pasar”, sostuvo Elvira.
La madre del niño aseguró que la decisión se basó también en la respuesta que recibió por parte de la Justicia. “El juez nos dijo que si lo agarran (al sospechoso) no va a quedar preso porque no encontraron el arma y porque no hay testigos que pudieran declarar que Koki (Ramírez) disparó, y el hermano (de Koki, dueño de la vivienda) dijo que no vio lo que ocurrió”.
Es por ello que consideran que “la Justicia nos dejó solos”, otra razón por la que se alejarían de Jardín América.
El crimen de Darío Morguestern ocurrió el domingo 18 de septiembre en una vivienda del barrio Nuevo de Jardín América.
Cerca de las 07.30 el niño de 12 años se habría encontrado con un grupo de adolescentes de entre 16 y 19 años en el inmueble ubicado en la calle Las Flores entre Bella Vista y Las Palmas, donde se refugiaba Juan Ramón “Koki” Ramírez, junto a su hermano que sobrelleva una discapacidad motriz.
A esa hora se escuchó el estruendo de una escopeta. El cartucho esparció las partículas de plomo que perforaron el tórax del nene. La hipótesis es que “Koki” Ramírez había sacado el arma de la casa para amedrentar a los demás.
“Tenía la costumbre de torturar a los más chicos y les dijo que si ellos contaban lo que les hacía, los mataría”, sostuvo uno de los hermanos de Darío Morguestern. Aseguran que esa noche, el nene al ser golpeado amenazó con contar lo ocurrido a sus primos y hermanos, lo que habría generado la ira del joven de 19 años que le disparó.
La otra teoría es que el joven sacó el arma para hacer alarde y se le escapó el tiro, matando al niño.
Las conjeturas son parte de la reconstrucción realizada con dichos de presuntos testigos interrogados por la Policía de Misiones.
