Integrantes de clan fue condenado a penas de hasta cuatro años y medio de detención por haber comercializado cocaína en una vivienda del barrio Loma Linda de la ciudad de Corrientes.
Los líderes de esta organización fueron identificados como Magdalena Arellano y su hijo, Javier Miño, quienes son conocidos en ese barrio como “La Gringa” y “El Negro”.
Ambos que fueron apresados en 2019 por la Policía de Corrientes en el contexto de un allanamiento a la casa que funcionaba como un “bunker de drogas”.
Luego de casi tres años haber estado detenidos, los imputados acordaron con el Ministerio Público Fiscal las penas de 3 y 4 años de detención en el marco de un juicio abreviado.
Así, Miño recuperó la libertad ya que la condena de tres años que le fue impuesta no es de cumplimiento efectivo. Los fiscales consideraron que fue partícipe secundario y que vendía drogas por imposición de su madre.
La mujer, en tanto, fue condenada a cuatro años, porque se consideró que era quien tenía el dominio de las operaciones ilícitas.
Aquel 3 de Septiembre de 2019, la Policía de Corrientes había tomado conocimiento que casa en la que vivían, en la calle Tacuarí entre calle Larrea y Matheu- Barrio Loma Linda de la ciudad de Corrientes, se comercializaba drogas.
La orden de registro había sido emitida por un juez federal el 12 de diciembre de ese año, a las 20.30, sobre la base de un informe remitido por personal de la Dirección General Drogas Peligrosas y Crimen Organizado de la Policía.
Los investigadores obtuvieron información proporcionada por vecinos respecto de que en ese domicilio “El Negro” y “La Gringa” vendían cocaína “a todas horas del día”.
Según el expediente “llegaban al lugar jóvenes de distintas edades, dirigiéndose a una ventana ubicada en la planta baja de la vivienda, donde adquirían estupefacientes fraccionados en envoltorios, observándose que podría tratarse tanto de marihuana, como de cocaína”.
En el allanamiento los policías hallaron, en un sector de la vivienda, unos 15 envoltorios de polietileno con sustancia en polvo de color blanca juntamente con una balanza de precisión.
En el dormitorio utilizado por la mujer se verificó sobre una cómoda, “un huevo Kínder” que contenía en el interior 2 envoltorios con cocaína y, en la habitación utilizada por Miño, se halló un vaso que contenía $2.540. El recipiente, además, contenía restos de cocaína.
Por último, en otra habitación había otros 20 envoltorios de cocaína dentro de una lata.
En total se incautó 64 gramos de la sustancia ilegal.
Desde ese día madre e hijo quedaron privados de la libertad. El 4 de agosto pasado, el Tribunal Oral Federal de Corrientes dispuso que la mujer cumpla los 4 años de detención en esa misma vivieda y que su hijo quede en libertad condicional.
