Sebastián Pardo, abogado de la familia del militar fallecido, confirmó que denunció a policías que actuaron en la escena del hecho, pidió el juicio político para la fiscal María José Fonseca y también requirió la detención de militares implicados en la causa.
A su vez, solicitó que se exhume el cuerpo de Arias y se realice una nueva autopsia a cargo de peritos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Después de una larga siesta, la fiscal federal Josefina Minatta le dio curso a las medidas solicitadas por la querella, y el escrito ya está en manos del juez Pablo Andrés Seró. También adelantó que pedirá la destitución, al Juzgado de Enjuiciamiento de Entre Ríos, de la fiscal provincial por mal desempeño de sus funciones.
“Está absolutamente descartado que se trata de un suicidio, estamos frente a un homicidio. Han ocurrido hechos gravísimos desde la muerte de Jorge a la actualidad”, señaló el abogado Sebastián Pardo, querellante en la causa en que se investiga la muerte del cabo primero de la Intendencia del regimiento Nº 6 Blandengues, de la ciudad de Concordia, Jorge David Arias Moreyra, un correntino oriundo de Paso de los Libres, de apenas 21 años.
“Nosotros pudimos recolectar pruebas y, sobre esa base, hemos pedido una series de medidas que se fueron dilatando con el paso del tiempo, hasta que se nos acabó la paciencia”, dijo el abogado en alusión al tiempo que la causa estuvo dormida en los tribunales federales de Concepción del Uruguay.
Asimismo, explicó: “En primer lugar habíamos solicitado lo elemental, que era la exhumación del cuerpo de Jorge y la autopsia porque entendíamos que la habían hecho de muy mala manera, no sabemos si de forma negligente o dolosa. No nos convencía para nada. No nos convencía para nada el trabajo realizado en la escena del crimen. Cuando ocurre un hecho de esta naturaleza hay un protocolo, un procedimiento que tiene que ver con resguardar la escena del hecho, justamente para que no se pierdan pruebas e ir avanzando en la investigación para encontrar a los responsables y poder dilucidar qué fue lo que ocurrió”.
En ese orden, detalló: “Básicamente lo que ocurrió en la escena fue un desastre, no dejaron nada mal por hacer, y vuelvo a decir: o estamos frente a gente que no está capacitada o estamos frente a personas que actuaron deliberadamente intentando encubrir el crimen y se dedicaron a borrar pruebas al entorpecer el inicio del proceso y a instalar la hipótesis del suicidio que, si bien nos ha costado, hemos podido derrumbar y podemos decir con toda seguridad que al cabo Jorge Arias Moreyra lo mataron dentro del regimiento Nº6 Blandengues”.
Además apuntó: “Todas las personas que estaban esa noche tienen que ser investigadas. Es innegable la responsabilidad del Ejército y mucho más la de los integrantes del Alto Mando que esa noche estaban ahí. Quienes son responsables por la salud física y psíquica de sus subordinados”.
Las conclusiones de los peritos de parte, aseguró, son contundentes y, a la vez, escalofriantes: el informe oficial en la “investigación” inicial había llegado a la conclusión de que las lesiones sufridas en la cabeza del cabo Jorge David Arias Moreyra fueron producto de un único disparo; pero en la escena se hallaron indicios de que permiten afirmar que Arias recibió dos disparos, y en dos lugares diferentes: el primer a 20 metros de donde se encontró el cuerpo, y el segundo en el lugar donde estaba el cuerpo tirado, en posición de costado, a escasa distancia de un alambrado que estaba atado de manera que pudiera entrar o salir una persona.
También aseguró: “El médico forense, perito de nuestra parte, establece que es imposible que él haya podido pegarse un primer disparo con un arma de ese poder y que después caminara casi 20 metros, 18 precisamente, para pegarse un segundo tiro. Citando casos de todo el mundo, señala que no hay un solo antecedente, que sí se ha advertido en pocos casos que personas que han recibido un impacto de estas características puedan llegar a balbucear algo, pero jamás moverse. Es algo inédito”.
Por otra parte, señaló: “En el informe de la pericia química del dermotest, correspondiente a las manos del cabo Arias, concluye categóricamente que los resultados son positivos, cuando en el desarrollo del mismo informe manifiesta que no han encontrado ninguna partícula, que se denominan características (partícula que contiene tres elementos fundamentales: antimonio, bario y plomo), condición fundamental para decir que el resultado es positivo, por ende, el resultado debería ser considerado negativo. Otro intento por llevar el caso hacia la hipótesis de suicidio. Nuestros peritajes demuestran que él no se habría disparado”.
También apuntó al tiempo transcurrido -una hora y media- entre que se encontró el cuerpo de Jorge Arias y llegó la policía al lugar: “Desde el regimiento oficialmente nunca dieron aviso a la policía de que habían hallado el cuerpo de Arias, en realidad la policía fue alertada por el llamado de un vecino que manifestó haber escuchado disparos que provenían del regimiento. Un llamado que se realizó más de una hora después de que se escucharon las explosiones”.
En esa línea, comentó: “Estamos solicitando que se impute a todas las personas que intervinieron esa noche, tanto los uniformados, por el incumpliendo de deberes de funcionario público, incluso por encubrimiento. Estamos pidiendo también que se nos extraigan copias de lo actuado por la fiscal provincial María José Fonseca, que es la que actúa en ese primer momento, porque vamos a presentar la denuncia por mal desempeño ante el jurado de enjuiciamiento de la provincia de Entre Ríos. Creemos que esta mujer tiene que ser destituida. Ella llegó a determinada la hora de la noche desde una fiesta, con vestido de fiesta, quedó unos minutos en el lugar y se retiró. Ni siquiera condujo la investigación. Al otro día le hicieron una entrevista y ella dijo que se trataba de un suicidio. Para asegurar una cosa así, mínimamente tenés que tener el resultado de la autopsia. Resulta que esta mujer en menos de 24 horas lo resolvió e instaló la versión del suicidio. Está a la vista que también forma parte de esta banda de encubridores”.
En relación a la exhumación del cadáver y la nueva autopsia del cuerpo del cabo Jorge Arias, Pardo confirmó: “Ya nos han dado señales de la fiscalía federal, a cargo de Josefina Minatta, de que lo va a disponer y van a intervenir peritos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Yo voy a pedir la nulidad de todo lo actuado. Que todas estas personas responsables por el encubrimiento sean imputadas y llevadas a juicio, y que la persona que yo entiendo que ha sido uno de los principales responsables tiene que estar detenida porque no solo está clara su responsabilidad, sino que existe un alto riesgo de fuga y de entorpecimiento de la investigación como lo han venido haciendo hasta ahora, sobre todo, habida cuenta de que todavía hay muchos testigos que tienen que declarar. Por eso tiene que estar detenido. Queremos que la Justicia libre la orden de detención”.
El hecho que se investiga ocurrió la noche del 12 de diciembre del año 2019, cuando el joven realizaría su última guardia. Según consta en el expediente de la investigación, lo último que le escucharon decir los testigos que compartían la guardia fue un “sí, mamá”. Minutos después de cortar la comunicación telefónica desde su celular Motorola color gris (que nunca fue peritado y tampoco aparece, al igual que su casco, que según testigos lo vieron en la escena del hecho), Arias moriría en circunstancias dudosas, a los 21 años, supuestamente dándose dos tiros con un fusil de guerra FAL (Fusil Automático Liviano).
El soldado correntino, oriundo de Paso de los Libres, se desempeñaba en la dependencia encargada de administrar la comida, la ropa, viáticos y combustibles. Ex compañeros del regimiento testimoniaron que el suboficial era hostigado de forma permanente (“meado”, según la jerga militar) y obligado a hacer un trabajo de encubrimiento, bajo presión de sus superiores, por malversación y robo de combustibles y otros insumos. Justamente, la muerte sucede tiempo después de que se descubrieran robos de donaciones con destino a personas inundadas, y que la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad de Concordia guardaba en un galpón del regimiento. Arias era un testigo clave de aquellos ilícitos cometidos.