Federico G. A. Zamudio.
Las aves, que se asentarán definitivamente en el monte del Portal Yerbalito, llevan curiosos nombres: paprika, ají, jengibre, canela y curry.
Uno de los montes más grandes de la zona, y que sufrió los efectos devastadores del fuego, tiene nuevos aliados para acelerar su recuperación, y son estos grandes dispersores de semillas, los que iniciaron su periplo en Escobar, provincia de Buenos Aires, en el bioparque Temaikén, donde se emparejaron a los progenitores y luego supervisaron el correcto desarrollo de los pichones, que fueron criados exclusivamente para el proyecto de reintroducción de la especie en el Iberá.
Más adelante pasaron por un período de cuarentena y entrenamiento de vuelo en las instalaciones del centro de conservación Aguará, en Paso de la Patria, Corrientes. Ahora, se está realizando una liberación progresiva, donde en un principio se les provee de alimento en bandejas o en estaciones de alimento, a las cuales llegan con vuelos cada vez más largos, siguiendo el sonido del silbato, que aprendieron previamente en sus entrenamientos de vuelo.