Federico G. A. Zamudio.
Las víctimas tenía 35 y 36 años, y los ajusticiaron en el barrio Santa Mónica, de la localidad chaqueña de Sáenz Peña.
En tempranas horas de la mañana del domingo fue llevado Luis Pereyra (36) hasta la guardia del hospital 4 de Junio, con heridas de gravedad, pero al arribar a los pocos minutos se produjo su deceso. Habría sido atacado en horas de la madrugada, y en la denuncia de su concubina -realizada poco después- se acusa a dos personas como autoras de esa muerte, uno de los cuales es Gustavo Rufino (35).
Posteriormente, cerca de las 14 horas, la comisaria jurisdiccional fue alertada de un conflicto en las cercanías de la casa del fallecido. Al llegar los efectivos constataron que unas trescientas personas estaban en la vereda del domicilio de Gustavo Rufino, quien además estaba tendido en la calle, sin signos vitales a causa de numerosos golpes, y con el domicilio completamente incendiado.
Aparentemente, poco después del mediodía, luego del fallecimiento de Pereyra, personas desconocidas (probablemente parientes y amigos de éste), convencidas de la culpabilidad de Rufino tomaron represalias para vengar el asesinato.
Las investigaciones se realizan bajo el mando del comisario Marcel Kostecki, director de zona, cuyo personal debe lidiar con los exaltados ánimos de los vecinos, los cuales reclaman la detención del hijo de Rufino, de 16 años, quien también es acusado de haber participado en el primer homicidio, y que tuvo que huir para no ser linchado por la violenta turba. Por lo pronto, la policía aún está trabajando en el lugar, tratando de determinar cómo ocurrieron los hechos.