Tres hermanas denunciaron que fueron abusadas desde niñas por su padre, ultrajes que habrían sido encubierto por su madre.
Los hechos habrían ocurrido en Curuzú Cuatiá, donde la mayor de las denunciantes realizó el pedido de investigación en sede judicial, pero no avanza.
Pero, tras esto, sus progenitores abandonaron la provincia. Presuntamente se radicaron en Chajarí, Entre Ríos, pero no existen datos certeros de sus paraderos.
“Queremos que se los encuentre, que estén presos”, reclaman.
La abogada Andrea Tribbia, representa a las denunciantes solicitó las medidas necesarias para la recolección de pruebas.
El caso tomó relevancia después que Luciana Aymará, de 19 años, relató que había pedido ayuda a su madre tras los ultrajes, pero ella los desoyó.
Relató que “sucedió todo cuando yo tenía 5 o 6 años, me manoseaba, cuando empecé a crecer ya fue otra cosa, y después empezó a decirle a mi hermana ‘vamos a dormir’, pero nunca hablamos de este tema”.
Cuando cumplió la mayoría de edad, denunció los hechos y “después de la denuncia recién conversamos con mi hermana. Nos costó mucho hablarlo, mis otras hermanas me insistieron y me apoyaron para que haga la denuncia”.
Pero una vez expuesta la situación ante la Justicia, su padre intentó amedrentarlas. “Nos siguió, nos gritaba, pero ni así lo dejaron preso”.
También contó que “cuando me fui a hacer la denuncia le conté (a mi madre) todo lo que pasó, y le dije que no haga nada, y ella me dijo que le iba a matar, pero había sido que salió de casa para avisarle lo que íbamos a hacer”.
“Me hizo falta mi mamá, cuando era más chica era muy compañera, que no entienda que sus únicas hijas no mienten y que esta persona no va a estar toda la vida con ella, yo esperaba que haga algo como mi madre” sostuvo la joven.
Luego de esto, la pareja abandonó Curuzú Cuatiá.
“Ahora hace un año que no lo veo. Yo muchas veces le pregunté (a mi madre) por qué no lo echaba, porque ella seguía viviendo con él; pero después de la denuncia él decidió irse a trabajar a Mocoretá, y ella se fue detrás”, lamentó.
Lo que se sospecha es que en Mocoretá intentó abusar de otra mujer, por lo que tuvo que abandonar el pueblo. “Volvieron a Curuzú, ella se quedó y él se fue a vivir a Buenos Aires”.
Luego de la denuncia “no hay avances, pero espero que se haga algo, porque él tiene que quedar preso. Nosotras no mentimos, él es una mala persona”, sostuvo al referirse a su progenitor.
Los funcionarios judiciales “me dijeron que íbamos a tener una revisación médica, pero hasta el momento no tuvimos esa revisión, sólo una entrevista con una psicóloga, y es muy difícil vivir con esto; mi cabeza no está en orden, a veces estoy bien, otros días no y pienso en mi hermana”.
Agregó que al hacerse público el caso, varias mujeres se comunicaron con ella para contarle que el sospechoso había abusado de ellas.
Mujeres en peligro
Luciana contó que tiene otras dos hermanas. “Mi hermana menor y yo somo de una misma mamá y la otra es de otra madre”, aclaró.
Actualmente Luciana se halla en otra provincia “mis hermanas se quedaron en Curuzú y me ayudaron a que haga la denuncia, yo presentía que mi hermana menor pasaba por lo mismo que yo, pero no me animaba a hacer algo”.
En ese mismo sentido, Luciana, afirmó: “él era muy agresivo con mi mamá y mi mamá se agarraba con mi hermana menor y yo tenía miedo por ella, él le prometió que ya no le iba a pegar más, cuando se casaron”. Pero, aseguró que nada de esto se cumplió.