Federico G. A. Zamudio.
Desde el ecoparque mendocino las exponentes asiáticas, tranquilas y cómodas, iniciaron un viaje que les permitirá vivir en un hábitat más adecuado.
El sábado pasado, en horas de la tarde, Pocha (56 años) y su hija Guillermina (23) abandonaron el recinto de cemento en el que vivieron gran parte de sus vidas en el ex zoológico de Mendoza, y emprendieron viaje en dos vehículos (un camión con contenedores para los animales y una camioneta para el personal) al santuario de elefantes de Brasil, ubicado en el Mato Grosso, al centro oeste del país vecino.
Durante más de 4 años estuvieron preparándose y esperando este momento, con una ciudadanía conmovida, y una mirada directa desde otras provincias, como Buenos Aires, que también tiene dos paquidermos en su propio ecoparque, y que serán trasladados en los próximos meses al mismo lugar.
Tras poco más de un día y medio de viaje, durante la mañana del lunes las dos elefantas llegaron a la provincia de Corrientes. “Alguien preguntó si Pocha y Guillermina se pueden tocar. No mientras se conduce, pero sí durante las paradas. Mientras están en el camino, pueden ver, oler y hablar entre ellas”, explicaron desde la cuenta de Twitter del santuario (@GlobalElephants).
“Ya estamos en Corrientes, y estamos muy bien. La idea es mañana estar en suelo brasileño (por hoy). Las chicas van súper bien, van tranquilas. El hecho de que se puedan ver entre sí y se puedan comunicar ha sido sumamente importante para que estén tranquilas en el viaje. Además, todo el equipo humano está pendiente de ellas”, declaró el consejero del ecoparque de Mendoza, Leandro Fruitos, de la fundación Franz Weber, quien viaja con sus cuidadores y personal del santuario brasileño.
“Se las está acompañando en todo momento, se están viendo entre sí y van acompañadas. Cada dos horas y media o cada tres paramos para que coman, para que tomen agua. Va todo realmente bien”, agregó Fruitos.