Federico G. A. Zamudio.
Crucero del Norte nuevamente dejó insatisfechos a su usuarios, sin darles la posibilidad de resarcimiento ni ofrecerles soluciones.
Desde denuncias de maltrato hasta la falta de atención de los empleados de la firma que viajan en las unidades, pasando por la falta de medios para realizar reclamos, las voces de descontento se alzan desde hace años acusando a una de las empresas más promocionadas del NEA.
A tal punto llegan las situaciones irregulares, que el año pasado la entidad de contralor provincial tuvo que retener a uno de sus ómnibus, debido a que la empresa decidió realizar un servicio para el cual carecía de autorización (Corrientes, capital – Santo Tomé), un recorrido que se superponía a otros autorizados con antelación.
Los reclamos son variados, por ejemplo de pasajeros que fueron obligados a quedarse en la estación porque no podían despachar un simple bolso de mano con el resto de las valijas, a pesar de que está permitido un bulto de ese tamaño; o el caso de quienes esperan el arribo de una unidad retrasada durante horas, la que al presentarse solo permite pasajeros en la cabecera y luego, por el apuro de llegar a destino, no levanta en el trayecto, y también están aquellos que pagan por un destino al que nunca llegan y son abandonados en el camino.
Una situación más se suma a las anteriores, y se produjo ayer en la terminal capitalina, cuando todo el pasaje de un colectivo que partía hacia Paso de los Libres se bajó porque la unidad no tenía en funciones al acondicionador de aire, pese a que existe la obligatoriedad de estar en uso durante los viajes.
Hombres, mujeres con bebes, niños, adultos mayores e incluso una persona no vidente -procedente de Córdoba y que hacía transbordo luego de 12 horas de viaje- perdieron el viaje por el cual habían pagado, y tomaron la lógica decisión de reclamar la devolución del dinero en la boletería, pero allí fueron informados de que eso era imposible y que debían llamar a un número de teléfono, un 0810.
De esta manera, todo aquel que quiso comunicarse vio sus esfuerzos truncados por una línea de comunicación que no funciona y mantiene a quienes llaman en una permanente espera, a pesar de que atienden de lunes a viernes y de 8 a 12; y hasta desde la Comisión Nacional de Regulación del Transporte ofrecen como única solución llamar infructuosamente a ese número, convirtiéndose en parte del problema la entidad encargada de solucionarlo.
