Federico G. A. Zamudio.
Los focos ígneos redujeron considerablemente las fuentes de agua donde se alimentan, hidratan y viven muchas especies de la fauna autóctona.
A la par de la labor de los bomberos para sofocar el fuego, la Facultad de Ciencias Veterinarias, el Consejo Provincial de Médicos Veterinarios de Corrientes, la red Veterinarios en Catástrofes y el centro de conservación Aguará, formaron un grupo de voluntarios que se abocan a la atención de animales afectados, en los cuales el fuego fue el detonante de una situación crítica que venían sufriendo debido a la extrema sequía, la que modificó sensiblemente su hábitat.
Yacarés muertos o desnutridos, zorritos deshidratados, un gavilán desorientado y famélico, carpinchos o ciervos de los pantanos agotados por no encontrar donde beber, constituyen algunas de las imágenes que se observaron, a pesar de las intensas lluvias, que sirvieron para apagar los incendios, pero no para dar humedad suficiente el suelo ni a los cursos de agua.
El grupo empezó a recorrer distintos puntos de la provincia buscando animales afectados, y ahora siguen enfocados en la atención de aquellos en mal estado. Los integrantes son profesionales y estudiantes, además de miembros del Centro Interactivo de Serpientes Venenosas de Argentina (CISVA, VET-UNNE) y del grupo Fauna Kuarahy (conformado en su mayoría por estudiantes).
Con respecto a las situaciones inusuales que se observan en los ecosistemas locales, se destaca la convivencia obligada en un mismo lugar de yacarés, carpinchos, zorros, y hasta lobitos de río, en torno a lo que queda de un pequeño arroyo o laguna, pese a que muchos de ellos naturalmente son presas de otros.
Además, es cada vez más frecuente observar en las zonas de puentes o alcantarillas -con remanentes de agua- a especies que no suelen ser tan comunes de ver, como ciervos de los pantanos o zorros.
Asimismo, en muchos sitios lo que en realidad queda del agua es barro, en el que boquean algunos peces, o donde los yacarés intentan cubrirse. Estos últimos tiene una gran dificultad en estas situaciones, porque, a pesar de que son hábiles cazadores en el agua o un poco sobre ella para capturar a su presa, en tierra firme son lentos y les es difícil encontrar caza.
Casi todos los animales que los voluntarios atienden en el lugar están deshidratados en forma extrema y requieren fluidoterapia, se les da alimento, abundante agua y analgésicos. Además, si el lugar donde se encuentran no es el óptimo, se los intenta trasladar a sitios más adecuados, con mayor caudal de agua.
También se consiguieron bombas para rellenar con agua los sitios secos. Incluso se cargaba agua en bidones y se los trasladaba en camionetas y camiones, y hasta unos pobladores de San Cosme pusieron a disposición del grupo un tanque de 3 mil litros de capacidad.