Federico G. A. Zamudio.
Una disertación que no soporta el análisis exhaustivo, realizada para mantener la venda de los pocos ojos cegados por el discurso proselitista.
A pesar de que Santi Maratea presentó los vehículos comprados gracias a su campaña de apoyo a Corrientes, la cual sufre la falta de prevención y dedicación de sus gobernantes; y la Nación ha otorgado a la provincia de Corrientes más de 500 millones de pesos con la misma finalidad y por la misma causa, más 6.500 millones destinados a los productores afectados -sin contar con los vehículos y naves aéreas enviados para combatir las llamas, las decenas de brigadistas cedidas por distintas provincias y vecinos países-; el gobernador Gustavo Valdés, haciendo su famoso “autobombo”, manifestaba: “Nunca nadie nos regaló nada”.
Esa es una de las frases que el mandatario utilizó al dirigirse a la asamblea legislativa durante la inauguración del periodo ordinario de sesiones, haciendo referencia a las diferentes crisis que le tocó enfrentar desde que su sector político asumió el gobierno en el año 2001.
En otro momento de su alocución hizo una pretenciosa referencia a la declaración de independencia de Tomas Jefferson en 1776, en el gigante del norte (actual EE.UU.), la cual, curiosamente, tenía como uno de sus objetivos principales luchar contra el imperialismo, el cual es fomentado permanentemente por el partido del oficialismo correntino, que se mantiene como un claro estandarte de la oligarquía argentina.
Como parte del incansable lamento discursivo, usó su ajetreado latiguillo victimizante: “Cada vez que el Poder Ejecutivo nacional es ejercido por un gobierno de distinto signo al nuestro, de una forma u otra Corrientes es discriminada: nos mandan menos recursos, nos destinan menos obras, nos esconden los servicios, nos mezquinan la ayuda”.
En ese orden, expuso una serie de buenas intenciones y promesas, adornadas por un número indeterminado de realizaciones nunca concluidas, apropiándose de las obras realizadas con fondos y programas nacionales -como el hospital de campaña y su equipamiento-, sin contar con las indicaciones para los legisladores y, veladamente, para el Gobierno argentino, aun cuando por un lado siempre renegó de la falta de apoyo del Estado nacional y, por el otro, se reunía sonriente con Alberto Fernández para recibir fondos y adjudicarse méritos por ellos.