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Desde hace ocho años que un pueblo clama por agua potable: grave crisis hídrica e incendios

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Unos 7.000 vecinos de la localidad de San Cosme reclaman agua potable. Hace ocho años que un caño maestro que distribuía líquido a la mitad del poblado, tuvo un desperfecto. El municipio nunca se abocó a dar una solución.

La situación se presenta en el paraje Ensenadita, de la localidad de San Cosme, un área que abarca desde la Ruta Provincial 9 hacia el Sur, paraje en el que vive la mayor parte de ese poblado.

“Hace ocho años, cuando estaban arreglando el ingreso a Paso de la Patria, una máquina rompió un caño y nunca más lo arreglaron. Desde entonces una vez por semana mandan una cisterna de donde sacamos agua”, contó una de las vecinas.

Pero no todas las casas están en la misma situación. La ex intendente, Verónica Maciel, quien tiene su morada en el mismo paraje, sobre la Ruta 12, ha podido acceder a una perforación de agua, aparentemente gracias al Plan Aguas del Gobierno, al igual que su hermana Giovanna, actual jefa comunal; pero a esas instalaciones no acceden sus vecinos.

Por esta y otras acciones, Gustavo Valdés premió a Verónica Morales Maciel con el cargo de secretaria de desarrollo social.

Esto genera indignación ya que los Maciel, quienes gobiernan la comunidad desde hace dos décadas. Este apellido fue célebre por un tiempo, cuando Eduardo Morales, entonces a cargo del Ejecutivo, se divorció de su pareja, Nélida Maciel por un tema de infidelidades.

Luego, sus hijas le disputaron poder. La pelea familiar fue dirimida por medio de los votos, en medio de cruces de denuncias de corrupción y connivencias del que hasta hoy es rehén esa comunidad de 12.000 personas.

Pero los habitantes de ese feudo carecen de agua para tomar, higienizarse, realizar la limpieza de sus hogares o cuidar de sus hijos.

En medio de una sequía histórica y en permanente peligro por los incendios, la Municipalidad de San Cosme les otorga unos 6000 litros de agua semanales con una cisterna que, además, es utilizada por los bomberos voluntarios para apagar el fuego que acecha a la zona. Cuando esto último ocurre, obviamente, el agua no llega a las casas.

“Esta situación es insostenible. La gente no se queja porque muchos trabajan en la municipalidad y temen perder su trabajo por reclamar algo tan vital como es el agua. Es increíble que en pleno siglo XXI no tengamos para tomar agua en nuestras casas”, se quejó una habitante de la zona.

Mientras, niños, ancianos y familias, sin agua a raíz de la desidia de una familia dueña de los destinos de todo un pueblo.

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