“No investiga o no quiere investigar la muerte de mi tío”, lamentó Adriana Parodi, la sobrina de Guillermo Parodi, el productor de limones que fue asesinado en su casa de Bella Vista por maleantes que lo maniataron y le dispararon en la cabeza.
Ella, junto a sus familiares organizó una marcha para visibilizar el desinterés de la Justicia por avanzar en el caso. “No hay detenidos, no hay sospechosos, está todo parado. La jueza y el fiscal no hablan, no nos dan información”, sostuvo.
También tienen dudas respecto de los objetivos que perseguían los asesinos. “Revolvieron la casa, no encontraron plata porque mi tío nunca manejaba efectivo; pero tampoco tenía porque con la seca tuvo que invertir mucho para mantener las plantaciones, no pudo vender nada. Estaba en una situación económica complicada”, contó la sobrina.
Lo que advierte, sin embargo, es que de tratarse de un robo, sería uno de los tantos que quedaron impunes, ocurridos en Bella Vista.
“Desde que empezó al año hubo al menos diez asaltos violentos en Bella Vista. En uno de ellos, los ladrones maniataron a dos jubilados y le arrancaron las uñas a la mujer para obligarlo al hombre que entregue dinero. Este caso tampoco se investigó”, dijo.
La falta de luces del fiscal Sergio Freitag para llevar adelante la investigación, obligó al fiscal general, César Sotelo a nombrar al frente de la causa al titular de la oficina del Ministerio Público en Saladas, Osvaldo Ojeda.
Testigo
En la noche del 13 de febrero, Guillermo Parodi había recibido a una mujer, 20 años menor que él, en el paraje Loma Azul, a 7 kilómetros de la ciudad.
Se aprontaban para cenar cuando al menos tres hombres irrumpieron. Uno de ellos tomó a la mujer -cuya identidad está en reserva-, la llevó a una habitación y la inmovilizó. Los otros dos tomaron a Parodi, lo sentaron en una silla y lo maniataron con precintos.
La única testigo de la causa sostuvo que los malhechores le exigían dinero, agrediéndolo con golpes. Luego, le dispararon.
Luego, sin botín alguno, se llevaron la camioneta de la víctima y la abandonaron a 20 kilómetros de allí.
La golpiza fue de tal magnitud que le destrozaron la cara. “Estaba irreconocible, le pegaron con mucha saña. No dejaron que sus familiares lo vean, porque estaba destrozado”, contó un allegado a la familia.
La única testigo declaró en dos oportunidades, pero dio versiones distintas. En la primera, habría asegurado que los malhechores la ataron, pero que logró desatarse para denunciar el caso. Pero, posteriormente, sostuvo que luego de haber sido rehén, la dejaron libre y así pudo irse.
Debido a las dudas que existen en torno al caso y a la falta de acciones concretas por parte de los investigadores, los pobladores de Bella Vista se concentraron en la intersección de la Ruta Provincial 27 y calle Buenos Aires, en Bella Vista para reclamar Justicia y denunciar la pasividad del fiscal.
