Federico G. A. Zamudio.
Los cortes de luz aumentan tanto o más que las promesas de soluciones dadas permanentemente por el mismo interventor desde 2017, al igual que lo hicieron sus predecesores.
Durante una conferencia de prensa, realizada a principios de enero, la cúpula directiva de la Dpec, encabezada por Alfredo Aun, hizo hincapié en que la compañía estaba en condiciones de responder “a la alta demanda energética mediante las inversiones realizadas por la Provincia”, pero -como siempre- las imaginarias inversiones solo quedan en el texto del discurso y la cantidad de cortes y bajas de tensión que sufre el pueblo correntino solo son superadas por los montos exagerados y arbitrarios de las facturas.
La provincia sigue con las mismas carencias y, a pesar de que el funcionario apunte al Gobierno nacional, hay pueblos enteros sin acceso al agua y a la luz, e instalaciones que no resisten el consumo energético desde hace décadas; por eso no sorprende que durante la siesta del martes, alrededor de las 14.30 y cuando la térmica se ubicaba por encima de los 40ºC, comenzó a interrumpirse el servicio, en cadena, en al menos nueve localidades y en varios barrios del sur de la capital. Una hora antes se habían registrado subas y bajas de tensión.
La causa del “inconveniente” fue un colapso energético que afectó al sistema de interconexión del NEA (Corrientes, Chaco y Formosa) y que en esta provincia dejó sin luz a Mburucuyá, Santa Rosa, Tabay, Tatacuá, Concepción, Saladas, Empedrado, San Luis del Palmar, Riachuelo e incluyendo parte de la capital correntina, pero podría citarse textualmente en una infinidad de ocasiones desde hace décadas.
A pesar del catastrófico servicio que otorga en el feudo oficialista, y el daño que produce a los usuarios, la empresa administradora de la energía de la provincia decidió aplicar tarifazos al iniciar el año -el último de 2021 fue del 65%-, y el primero de ellos duplicó los valores y, en esa misma línea, anunciaron plácidamente que preparan uno más, por lo que en 15 días se realizará una nueva audiencia pública para avanzar con el aumento del cuadro tarifario de 2022.
Mientras tanto, en la oscuridad, los transpirados usuarios rebuscan en sus bolsillos y bajo el colchón para encontrar los salvadores billetes que les permitan abonar las facturas a una empresa que mantiene año tras año los mismos defectos, y que está amparada por una oligarquía que se especializa en subyugar a su población.
En Corrientes es recurrente la precariedad de los servicios básicos y su deficiente distribución