Federico G. A. Zamudio.
Corrientes tuvo completa ocupación hotelera, y para el Ministerio de Turismo de la provincia la tercera ola de covid-19 no causó complicaciones.
Haciendo un recuento de los más de 7 mil casos confirmados en 3 días -el lunes hubo 1.302, el martes 3.059 y ayer 3.541, pero como las nuevas medidas sanitarias no obligan a las personas con síntomas a realizarse un hisopado no se tienen los datos precisos-, y teniendo en cuenta que el periodo de incubación del coronavirus es de 1 a 14 días (dependiendo de la cepa y con una media de 3 a 7), no sorprende la escalada de contagios nuevos por jornada que, según las previsiones, continuaría en aumento hasta alcanzar una meseta durante febrero; sin incluir en el cálculo lo que podría cosechar la realización de los corsos, cuya suspensión -primando el buen sentido- hasta ahora se declaró en tan solo 6 localidades.
El público, formado por espectadores locales y visitantes, y que casi colmó las instalaciones del anfiteatro Cocomarola -especialmente el sábado y el domingo- se vio expuesto, con la venia del organizador y de su séquito estatal, a una enfermedad que ya ha causado casi 6 millones de muertes en el mundo, y que (de continuar) pronto superaría al total de fallecidos en el Holocausto, pero esta vez sin usar campos de exterminio y solo realizando espectáculos masivos.
El ministro de Turismo de la provincia, Sebastián Slobayen, habló sobre las ventajas obtenidas durante el primer fin de semana de la fiesta, y resaltó que “los números son muy alentadores”, justificando con un argumento remanido (el chamamé como patrimonio de la humanidad) la realización del tradicional show folclórico, y destacando que el movimiento turístico es un “eje de desarrollo”.
Con respecto a los casos de covid-19, con mucha soltura afirmó: “No se alteraron los números, vemos que no hubo mayores problemas a la hora de convocar turistas a la provincia. Sí (la tercera ola) nos obliga a tener mayores recaudos y precauciones en cuanto al cumplimiento del protocolo y las condiciones sanitarias. Seguimos trabajando fuerte en ese sentido”.
Lamentablemente, los “números alentadores” son aterradores a nivel sanitario, a pesar de que el Estado lo minimice y publique las medidas “estrictas que se tomaron para el ingreso al anfiteatro”, y hasta en algunos casos realice declaraciones jocosas y despreocupadas, como las del gobernador Gustavo Valdés durante la fiesta, sobre haber padecido la enfermedad, pero que no sabe dónde se contagió y que no la pasó tan mal.