Federico G. A. Zamudio.
Es una clase de ave llamada comúnmente ñacurutú, la cual es nativa de la zona y que tiene un importancia primordial en el ecosistema.
Días atrás, el responsable del serpentario municipal, y especialista en fauna salvaje, se puso en contacto con un vecino que tenía en su poder dos ñacurutúes, que fueron rescatados luego de haber caído de su nido, poco después de sus nacimientos, y criados en el lapso aproximado de dos meses.
Las aves fueron derivadas primero a un centro de salud animal, propiedad del veterinario Bogado, para su control y recuperación. Los ejemplares no presentaban heridas y fueron liberados en el ecosistema de la reserva natural ubicada en Goya.
“Son lechuzones o búhos grandes”, explicó Juan Carlos Peña, unos de los encargados de su liberación. Las aves no presentaban heridas. El responsable del serpentario detalló la importancia de estos ejemplares, sobre todo para mantener el control de los roedores. Consultado acerca de cómo se encontraban, recalcó: “Son un ejemplares juveniles de dos meses aproximadamente, y no presentaban ninguna herida tras haber sido criadas en cautiverio. Por lo que primero los llevamos a un control veterinario, y luego de unos días fueron liberados a un hábitat natural, como es la reserva que tiene Goya”.
