Federico G. A. Zamudio.
Todas las partes abocadas a la seguridad y la sanidad trabajaron como una maquinaria bien aceitada, pero lamentablemente la mayor parte de la gente no cumplió con las medidas sanitarias.
Con una presencia de centenares de miles de fieles, provenientes de casi toda Argentina, y de algunos países limítrofes, se consumó uno de los actos tradicionales de fe más esperados por la población creyente, la cual el año pasado tuvo que manifestar su festejo al santo pagano en forma virtual, a causa de las restricciones implementadas durante la pandemia.
Desde temprana hora la gente comenzó a llegar en forma multitudinaria, al punto de extenderse la cola de personas por kilómetros, pero controlada con mano firme por las fuerzas de seguridad distribuidas para evitar disturbios, y ordenada mediante un vallado colocado para respetar el orden necesario.
Los visitantes cuando se retiraban del lugar resaltaban el operativo de control como uno de los mejores realizados hasta la fecha, donde hasta hubo una desviación de la circulación en la ruta 123, para mantener la seguridad de los que arribaban y de aquellos que solo circulaban por el lugar.
Con relación al control sanitario, el personal de esa área realizó más de 480 atenciones a los participantes de esta jornada, y el grupo de profesionales estuvo representado por médicos y enfermeras que trabajaron a destajo, y que para ello contaron con seis ambulancias para trasladar casos que no pudieran ser atendidos completamente en el lugar.
Los reportes de los trabajadores de la salud dan cuenta de que la mayor parte de los atendidos sufrieron principalmente problemas relacionados a las altas temperaturas, a la presión arterial, picaduras de insectos, un autolesionado y algunos con lesiones menores, pero la constante fue la falta de concientización y respeto del protocolo sanitario, sobre todo en el uso de barbijos, por parte de quienes se presentaron a rendir homenaje al Gaucho Gil.