Federico G. A. Zamudio.
El menosprecio de la situación y la liviandad para tomar medidas pueden provocar fatalidades, y los festejos generados para ganar votos no salvarán a la cúpula gubernamental del hundimiento político.
Cuando transcurría la segunda semana de septiembre de 2021 los nuevos casos no superaban los 30 diarios, poco más de un mes después, durante las fiestas de fin de año, hubo un salto que superaba la marca de 700, un pico que continúa hasta superar por estos días los 3.000, y que sigue en aumento.
Así y todo, aparentemente para las autoridades provinciales este no es un motivo de alarma, como se nota en las declaraciones del viceintendente Emilio Lanari, quien dijo despreocupadamente que si el aumento de casos continúa, no dudarán en bajar la cantidad de público en la Fiesta Nacional del Chamamé. En este punto surge una pregunta: ¿cuántos contagios debe haber para que se considere esa posibilidad, 5.000, 10.000 o 100.000 por día?
Además, aseguró que la situación puede ser cambiante, que se seguirán las instrucciones del Comité de Crisis provincial, y que el pico de casos puede durar entre dos o tres semanas. Lo que no ve el funcionario, es que la situación ya está cambiando, y que esperar sin tomar medidas durante ese periodo de semanas puede ser fatal.
Asimismo, se mostró satisfecho por lo realizado durante las festividades conmemorativas a San Baltasar, a las que consideró una prueba piloto para acontecimientos más grandes, sin notar que -coincidentemente- a partir de esa fiesta los contagios toman un nuevo impulso.
La tercera ola de contagios avanza imparable y sin medidas de restricción en la provincia, afectando incluso a parte del elenco del ballet oficial de la fiesta chamamecera, mientras a nivel nacional se baraja la posibilidad de volver a cerrar las fronteras.