Federico G. A. Zamudio.
Uno de los temas recurrentes cuando se acercan las fiestas, dejado de lado en el resto del año, pero para el cual existe la necesidad imperiosa de concientizar sobre los peligros que implica.
La dinámica de los días festivos expone principalmente a los animales a sufrir estrés por el exceso de ruido y las explosiones. Debido a su sensibilidad auditiva, los ruidos fuertes pueden causarles pánico y provocar conductas no habituales, como escapar sin rumbo y perderse, lastimarse, o lastimar a las personas, además de padecer palpitaciones, taquicardia, jadeo, salivación, temblores, sensación de insuficiencia respiratoria, aturdimiento y pérdida del control, entre otros; incluso las aves, por ejemplo, pueden llegar a morir de un paro cardíaco.
Dependiendo de cada caso particular, se debe consultar al médico veterinario para considerar la utilización de sedantes prescritos, que evitarán momentáneamente estas situaciones. La principal recomendación es ubicar a los animales en un espacio donde estén cómodos, con sus juguetes habituales, comida, agua y algún sonido con el que estén familiarizados; y evitar arrojar pirotecnia cerca de ellos.
Considerada una costumbre popular y de uso generalizado, cada año se realizan denuncias y se observan las consecuencias en las emergencias hospitalarias, por lo cual es urgente regular el uso de la pirotecnia desde una perspectiva integral. Está claro que implica muchos riesgos para la sociedad, como incendios, además de las lesiones ocurridas a quienes la manipulan, como quemaduras, problemas auditivos, daños oculares, mutilaciones permanentes, e incluso la propia vida.
Además, según datos de la OMS, uno de cada 160 niños y adolescentes sufre un trastorno del espectro autista (TEA), a quienes les afectan los ruidos fuertes como el causado por los fuegos artificiales, que pueden provocarles una desestabilización total que muchas veces incluye miedo y convulsiones. Asimismo, pueden causarles estados de aceleración neurológica, generadas por la percepción de estos sonidos, desencadenando crisis de tipo convulsivo.
No se trata de concientizar a la gente, existe una regulación dónde se prohíbe la comercialización de la pirotecnia en la ciudad, por lo tanto HAY QUE CUMPLIR CON LA NORMATIVA VIGENTE.
Por lo pronto, la gente tiene dónde comprar, hasta que no se aplique la Ley, se trata de concientizar