Federico G. A. Zamudio.
Durante los primeros 11 meses de 2021 la canasta básica alimentaria incrementó su valor en un 39,9%; mientras que la canasta total avanzó un 42,8%.
En los últimos 20 años Corrientes mantuvo una política económica constante, propiciando los sueldos más bajos del país, desindustrializada (a pesar de todos los proyectos anunciados con bombos y platillos), con el mayor porcentaje de trabajo precarizado, tercerización descontrolada y casi un 45% de pobreza, lo cual facilitó que en este momento se ubique en segundo lugar estadístico como la provincia con más pobres e indigentes del NEA.
El monto por persona de la canasta básica total, que comprende otros bienes y servicios básicos, como la vivienda, llegó a $23.922 mensuales en noviembre, lo que significó un alza del 2,1% respecto de octubre, determinando que una familia de cuatro integrantes necesitara $73.918 para no caer por debajo de la línea de la pobreza. El ingreso mínimo necesario llegó a $77.745 en los hogares formados por cinco personas.
En tanto, la canasta básica alimentaria, que solo incluye alimentos y determina la línea de la indigencia, ascendió a $10.267 por persona. De esta manera, registró un alza del 2,6% en el penúltimo mes del año. En consecuencia, una familia tipo requirió $31.724 para no ser indigente, y esa cifra alcanzó los $33.367 en el caso de hogares formados por cinco personas.
La suba mensual de las canastas básicas durante noviembre estuvo entre las menores del año, en línea con la desaceleración que mostró la inflación el mes pasado, producto del amplio congelamiento de precios que impulsó el Gobierno. Tal como sucedió con el índice de precios al consumidor, la evolución interanual de las canastas básicas mostró una desaceleración en noviembre, y en ambos casos se trata de la cuarta reducción consecutiva.
De esta manera, la suba de la canasta alimentaria es del 47,1% respecto a noviembre de 2020 (versus el 49,3% anterior). Por su parte, la canasta total aumentó un 42,8% en el mismo período (frente al 45% previo). Estos datos muestran que los ingresos mínimo para evitar la indigencia y la pobreza crecieron por debajo del nivel general de inflación general, que sumó el 51,2% en los últimos 12 meses.
Las subas también quedaron por debajo de la suba general de precios, que marcó el 45,4% hasta noviembre. Tras el último incremento, el salario mínimo vital y móvil llegó a $32.00 en octubre. Por lo que se necesitan más de dos salarios mínimos para adquirir una canasta básica familiar y casi uno entero para adquirir una canasta alimentaria que satisfaga las necesidades de una familia tipo.
Desequilibrio salarial y aumento de la canasta básica