A pesar de la orden judicial, y en medio de prórrogas que se extienden indefinidamente, en el lugar se mantiene la presencia de puesteros y los trabajos de demolición son mínimos.
El viernes desde temprano arribaron dos máquinas de la Dirección Nacional de Vialidad (DVN) al predio, acompañados de gendarmes, aparentemente con la intención de seguir con la limpieza de la banquina, pero no tuvieron actividad hasta después del mediodía, cuando llegó un abogado de la DVN. Poco después las maquinas se pusieran en marcha, y comenzaron a derribar una construcción que estaba vacía, pero ni bien terminaron con ella dispusieron todo para retirase del lugar, con el aviso de que volverían el lunes.
Por otro lado, suenan las versiones de los puesteros elegidos para ser reubicados, quienes -en su mayoría- se sienten perjudicados, principalmente por el lugar donde serán trasladados y por la estructura bajo la que estarán: una carpa. Además, tendrán que competir con comercios ubicados con anterioridad en las cercanías, los cuales están en mejores condiciones de instalación.
De esta manera, siguen retrasando los trabajos y permitiendo las irregularidades, y también perjudicando a trabajadores que están desde hace décadas manteniendo a sus familias con las ventas en el lugar, teniendo en cuenta que los argumentos esgrimidos por las autoridades y el interventor del predio del Gaucho Gil, Víctor Isnardo, estaban determinados a la limpieza de la banquina de la ruta 123, el desalojo de los puesteros (censados e intrusos) y la intención de que el peregrino pueda llegar recorrer y descansar.
Todos los implicados estarán expectantes hasta el lunes, aguardando que la oxidada maquinaria estatal consiga ponerse en funcionamiento.
Nuevamente instalaron puestos en el predio del Gaucho Gil
