Donde la religión pesca en aguas revueltas y la ganancia es para la Iglesia
Los deseos de dominancia y poder predominan a partir de la eliminación del igualitarismo, la aparición de profetas y mesías consolidan en muchos casos las ganancias obtenidas con sangre y violencia, y las únicas sobrevivientes son comunidades alejadas de la soberbia destructora. Pueblos recluidos de Oriente y de todo un continente occidental, que miles de años después sería el americano, mantienen estructuras sociales basadas en el matrilinaje o el seudomatriarcado, algunos persistiendo hasta el siglo XXI.
Ejemplos de civilizaciones poderosas -o no tanto- en las cuales la mujer tenía un papel fundamental no subyugado a la autoridad del hombre, son muy pocos, pero se pueden nombrar algunos, como la de los inicios de la antigua Grecia, del imperio egipcio o la del periodo védico de la India, sin contar a ciertas tribus de Europa, como celtas, galos, germánicos y pictos, en los cuales la mujer podía gobernar, guerrear o cazar. Pero la marea machista se extendía y sometía a su paso, cuanto más fuerte la religión, mayor el autoritarismo masculino. Las religiones politeístas más antiguas reflejan -de alguna manera- la importancia que tuvo en sus inicios la mujer, cuyos poderes y virtudes iban desde la guerra y la caza hasta la medicina y el amor, por ejemplo en la mitología griega: Artemisa, Atenea, Higieya y Afrodita, entre otras; en la hindú: Lakshmi, Durga, Saraswati y Kali; o en la germánica: Freya, Frigg, Fulla y Gefjun.
La religión hebrea, a pesar de ser para muchos el clásico ejemplo del patriarcado, conserva la importancia del vientre materno como elemento que mantiene la identidad judía, siendo el hombre la cara visible de la familia y su esposa la que la apuntala desde las sombras. Es de destacar, que esta religión es profesada por el 19 por ciento de la población mundial; concomitantemente con la musulmana (24 por ciento) y la católica (48 por ciento) representan el 91% de los habitantes de la Tierra.
La Iglesia cristiana durante unos 1.400 años fue la autoridad machista dominante del planeta, gobernando países y comarcas enteras, manteniendo la ignorancia y frenando todo tipo de progreso, declarando y encabezando guerras, y ejecutando a todo aquel que infringiera sus leyes u osara oponerse. Hasta que, en este punto, comienza un cambio que habría de permitir el desarrollo de las artes y la ciencia, un cambio que se llamaría Renacimiento, claro que su nombre indica que primero algo debió morir, y eso nunca ocurrió, solo hubo un fraccionamiento; y la Iglesia siguió viviendo y fue permisiva manteniendo cierto poder (en mayor o menor medida) hasta nuestros días; aunque también en sus filas militaron verdaderos ejemplos de cristiandad… pero eso es tema para otra discusión.
Federico G. A. Zamudio