Donde los primitivos eran más civilizados y la evolución comenzó el retraso
Si tenemos en cuenta que el hombre moderno apareció hace 200 o 300 mil años, y los vestigios dejados en distintos lugares del mundo solo relatan parte de los hechos, dejando lugar a la imaginación en muchos casos, se pueden tener pocas certezas, muchas hipótesis y la mar de controversias. ¿Cómo eran las sociedades primitivas? ¿Cuáles eran la funciones del hombre y de la mujer? ¿Qué papeles cumplían? Son preguntas frecuentes que llevan a una respuesta que tiene más de una arista: el igualitarismo (donde no se conciben términos como matriarcado o patriarcado per se), con el que surgen la asignación de tareas por habilidad y conocimiento, y en algunos casos el tener funciones inamovibles. La única actividad exclusiva de la mujer estaba sustentada por su biología: la preñez.

Este sistema social está sustentado principalmente a partir de los hallazgos arqueológicos de las pinturas rupestres, que se remontan a 45.000 años, sin dudas a partir del sedentarismo. De esta manera, mantienen una lógica evolución social, donde el conocimiento era una herramienta más para el desarrollo y cada individuo era un eslabón apto para sujetar toda la cadena tribal.
Alimentarse, procrear, mejorar y sobrevivir eran las metas principales; las decisiones eran tomadas por los más sabios, sin distinción de sexos. Pero las tribus se fueron agrandando y se convirtieron en comunidades más grandes, y he aquí el punto de inflexión para algunos antropólogos y filósofos, determinado por el materialismo cultural y acuñado a través de una frase: “Si en un lugar nace la prosperidad, en otro la codicia”, dando por sentado que de esto se trata -básicamente- que exista un opresor y un oprimido.
Aproximadamente 40 mil años después de la consolidación de grandes urbes el igualitarismo comienza su declive y las sociedades formadas tienden principalmente al patriarcado (palabra que surge hace 5 u 8 mil años y donde el hombre tiene el poder primario y predominante en roles de liderazgo político, autoridad moral, privilegio social y control de la propiedad), aupado por los cultos y las religiones que fueron surgiendo a partir de la mitificación de los fenómenos naturales. A pesar de todo, algunas comunidades se inclinaron por las organizaciones matrilineales, matriarcales o ginecocracias, cuyas existencias navegan entre la leyenda y la realidad… pero eso pertenece a un párrafo de otra nota.
Federico G. A. Zamudio