Donde se marca el inicio que quiere ser continuidad y las innovaciones marcan un retroceso.
Cuando alguien enciende el televisor, seguro que en cuestión de segundos escuchará las palabras “género”, “inclusión” o “femicidio”, y le relatarán tales o cuales exigencias en pos de la igualdad de derechos, la legalización del aborto o su contraparte: la protección de las dos vidas, amén de alguna truculenta historia provocada por el machismo. Y si ese alguien es un individuo nacido en el siglo pasado, va a necesitar que le aclaren un poco las turbias aguas de la desinformación, para ello es necesario empezar ahondando en la historia y el significado de algunas de las palabras mencionadas.
Por ejemplo, aplicado al Homo sapiens y en español, lo único que existe es el género humano, acepción válida desde todo punto de vista, desde el semántico hasta el biológico. Entonces, ¿por qué hablar de género cuando se trata de diferencias de sexos? Aquí, cosa curiosa, se ve una influencia del inglés, ya que la palabra gender -en ese idioma- se aplica precisamente al (controvertido) significado atribuido, en casi toda Hispanoamérica, gracias a que el neozelandés John William Money, en 1955, la usó para separar roles sexuales.
En cuanto a la palabra inclusión, no tiene casi controversia ni equivocación su uso, aun cuando la correcta sería integración, ya que se refiere a un todo y no a sus partes, y precisamente ésta se usaba hasta que en 1990 alguien decidió complicar las cosas y usar otro vocablo en el área de la pedagogía.
Por último, femicidio o feminicidio, ambas son una (diferencias más, diferencias menos) y fueron aceptadas por la Real Academia Española en el siglo XXI, junto con 6.000 vocablos más (aproximadamente el 30% de origen inglés). Son completamente válidas en el ámbito penal, y con ellas se destaca que es una mujer asesinada, pero aquí surge de nuevo el dato anecdótico, desde 1955 se usa ese término en EE.UU. y, de tanto pujar, en 1976 fue introducido en el contexto castellano.
Hace más de 100 años el naciente movimiento feminista (sufragista, por aquel entonces) no hubiera sospechado que sus herederas usarían como estrategia términos que marcaran más claramente la discriminación en vez de promover la igualdad.
Es indudable que el afán por llegar a la meta puede impedir el discernimiento y volver borroso el camino, por lo cual se vuelve imperioso conocer los antecedentes y las figuras estandartes en el encuadre histórico, mujeres que se han destacado y que en épocas actuales son realzadas como madres y abuelas del movimiento feminista, algunas muy conocidas y otras que deberían conocerse mejor. De las que se tiene más información -probablemente- son de las surgidas a partir del siglo XVIII. Pero antes de esta fecha (en realidad mucho antes), hubo otras en el inicio de la historia de la humanidad… pero esa es harina de otro costal.
Federico G. A. Zamudio