Uno de los ladrones habría dejado entrever que la conocía lo que allanó el camino para los investigadores. Se habrían llevado $100.000.
La conmoción en Esquina, por el feroz ataque a una familia, no cesa. La preocupación de los vecinos es que los maleantes, que maniataron a dos niños y a una pareja, continúen libres y arremetan contra otros habitantes de la ciudad distante a 350 kilómetros al sur de la ciudad de Corrientes.
Ayer, mientras continuaba el asombro por la violencia con la que actuaron los maleantes, un nutrido grupo de efectivos policiales de la Unidad Regional II de Goya llegó a Esquina para ponerse a disposición del fiscal Javier Mosquera. El titular del Ministerio Público Fiscal se había entrevistado con José Fernández Codazzi, para conocer detalles del asalto.
Los datos obtenidos llevaron a la demora de al menos un sospechoso ayer a mediodía. Se trataría de un hombre que reside en la zona periférica de la ciudad y que tendría antecedentes penales. Lo vinculan con un teléfono celular que los ladrones tomaron de la casa emplazada en la calle José Hernández al 870.
Mientras, los investigadores buscaron huellas en la casa, ubicada en las afueras de la localidad. “Aparentemente usaron guantes, por lo que es difícil encontrar huellas digitales, pero hay indicios que podrían llevar a la resolución del caso”, explicó ayer una fuente cercana a la investigación.
El fiscal prefirió no hacer declaraciones a la prensa. En cambio, se dedicó durante el día a coordinar las acciones investigativas.
Las pisadas que dejaron indican que caminaron por la vera del río y entraron por la parte trasera del inmueble, donde existe un complejo deportivo.
“Tenían medias en las cabezas. Eran tres y estaban muy exaltados y violentos”, contó una de las víctimas.
Pero lo que se cree es que podría haber un cuarto involucrado que esperaba a los ladrones en un vehículo, a un kilómetro de la casa profanada.
Este integrante habría manejado el rodado -que “ya está identificado”- con el que escaparon.
Lo que llama la atención es la violencia con la que actuaron los ladrones. En el ataque golpearon al padre de la familia, lesionándole la cabeza de un culatazo. Pero, al estar disconformes con la cantidad de dinero que había, uno de los malhechores sacó un cuchillo y le realizó un corte en la oreja izquierda. Los gritos despertaron a los niños de 9 y 4 años, quienes, asustados, se pusieron a llorar. Esto generó que uno de los malvivientes golpeara a la criatura de menor edad y la encerrara en una habitación con el hermano. Luego separaron a la pareja. “Pense que abusarían de mi esposa. Se me pasaron mil cosas por la cabeza, dijo el atacado.
La situación llevó a que se activaran todos los mecanismos posibles para esclarecer el caso que causo indignación, además de la violencia manifestada, se robaron hasta los juguetes de los niños.