En 2020 inició la campaña de vacunación más grande afrontada por un gobierno nacional, pero siguen las dudas sobre cuándo terminará.
A veces, dependiendo de dónde se lea (oficialismo u oposición), existen diferencias notables en los datos estadísticos difundidos, provocando -como siempre-que el argentino promedio dude de toda información publicada y se encuentre como una veleta sufriendo el ventarrón proselitista.
Para aclarar algunas dudas se puede hacer un cálculo rápido con datos creíbles, teniendo en cuenta que la Argentina tiene una población estimada superior a los 45 millones de habitantes y que se aplicaron más de 20.000.000 de vacunas al cabo de siete meses de implementación del plan. El significado de esto es que menos de la mitad de argentinos recibió al menos una dosis, e implica que -siguiendo esta progresión- cuando lleguemos a febrero de 2022 estaríamos llegando casi al 90 por ciento de personas en esas mismas condiciones, y los que estarían con la tranquilidad de las dos aplicaciones serían poco más de 10 millones de inmunizados. ¿El plan de contingencia prevé esa situación o contempla terminar en junio del año que viene? ¿Hay un aceleramiento de la campaña que -aunque no se vea- se está implementando?
A esas preguntas puede sumarse otra cuestión, más de índole local, a causa de que en Corrientes, dentro de 10 días (algunos más, algunos menos) casi el 100 por ciento de los que tienen 50 años en adelante, que recibieron la primera dosis de la vacuna Sputnik V, con y sin comorbilidades, superarán los 3 meses calculados entre la primera y la segunda inoculación.
La gente que está incluida en esa franja etaria ha sido relegada desde que las negociaciones para la compra se centran en otros laboratorios, y, teniendo en cuenta que la de origen ruso es la única que no puede completarse con otras, ¿cuál es el plan para no repetir la vacunación desde el inicio en aquellos cuyos vencimientos están al caer? Y en caso de que tengan un organigrama bien aceitado, calculado para aplicar el segundo componente el último día de plazo, ¿quién otorga la garantía de su eficiencia?
Al aplicar el segundo componente cuando se cumplan exactamente 90 días, ¿las defensas inmunitarias todavía serán suficientes para evitar el peligro de enfermar? El mayor riesgo es si la solución a estos cuestionamientos la realizan a la misma velocidad que la campaña, porque es muy probable que para ese momento ya no estén muchos de los que necesitan respuestas.
Federico G. A. Zamudio