Home Justicia Correntino lideraba una banda que secuestraba, robaba y truchaba autos

Correntino lideraba una banda que secuestraba, robaba y truchaba autos

0
Foto: Prensa Policía Federal Argentina

El relato de una de las víctimas de un secuestro extorsivo en la ciudad bonaerense de San Justo habría sido clave para la detención de Alejandro Hugo Alvarez, “El Gordo Ale”.

“A uno me pareció que le decían El Correntino. Las caras las tenían tapadas. El que manejaba era un flaquito, no muy alto. No más de 1, 60, pendejo, alrededor de 30 años”, había declarado la víctima ante el fiscal federal de Morón.

Quien fue referido como “El Correntino” es el sospechoso es sindicado como líder de una organización acusada de haber sustraído al menos una docena de automotores de mediana y alta gama; el cobro de unos 1.603.000 pesos y 43.400 dólares en rescates por rescates de secuestros extorsivos, y del homicidio del efectivo de la Policía de Buenos Aires, Iván Triveño, de 25 años, en un asalto fallido.

El grupo era conocido como “La banda del Morral” o “La banda de la Cuarentena”, por dos detalles llamativos surgidos de las investigaciones llevadas adelante por el fiscal federal Santiago Marquievich.

El primero, la organización comenzó a operar cuando inició el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (Aspo) a raíz de la pandemia de coronavirus y utilizaban barbijos para cubrir sus rostros durante los atracos.

El segundo, porque las víctimas recordaron que uno de los secuestradores solía portar un morral marrón.

Este secuestrador “era gordo, grandote no debería tener más de 45 años”. Sería “El Gordo Ale”.

Est hombre, oriundo del barrio correntino de San Gerónimo vivía desde hacía varios años en la provincia de Buenos Aires, donde se dedicaba, según trascendió, a trabajar como mecánico.

En esta tarea se asoció a Alejandro Emanuel Fatú, Sergio Javier Vandamme, la pareja de este último, Gloria Isabel Benítez -también correntina- y a Mario Raúl Pérez, un changarín, todos residentes en el Partido de La Matanza.

Todos ellos aguardan que se fije fecha de debate de esta causa que ya fue elevada a juicio luego que el fiscal federal de Hurlingham presentó, en marzo último, el requerimiento de elevación a juicio ante el juez federal 2 de Morón, Jorge Rodríguez.

Los investigadores consideran a “El Gordo Ale” como el que organizaba atracos y robos de autos, hasta secuestros extorsivos.

Todos ellos están acusados -con distinto grado de participación- de los delitos de “asociación ilícita”, “secuestro extorsivo agravado por haber cobrado el rescate y por haber participado más de tres personas”, “robo agravado”, “portación ilegal de arma” y “falsificación de documento”.

Vuelta al pago

Entre octubre y noviembre del año pasado, Alvarez regresó a su ciudad de origen, al barrio donde pasó su infancia.

Es que, el 10 de octubre se realizaron nueve allanamientos en las localidades de González Catán, Rafael Castillo y Transradio, donde apresaron a sus cómplices.

Entonces, regresó al barrio San Gerónimo donde se refugió en la casa de un familiar.

El viernes 25 de junio, “El Gordo Ale” tenía intenciones de ir al centro de la ciudad de Corrientes, para almorzar. Subió al automóvil Honda City con el que se movilizaba y circuló por la avenida Artigas.

Lo que no sabía era que dos vehículos sin identificación de la Superintendencia de Investigaciones Federales lo seguían. Los vehículos lo interceptaron en la esquina de Brown y Artigas, en el barrio Belgrano, a metros del Hospital Pediátrico. No se resistió, fue detenido.

Banda multi rubro

El correntino conocido como “El Gordo Ale” lideró la elaboración y ejecución de diversos delitos cometidos en la zona oeste del Gran Buenos Aires como “secuestros extorsivos, asociación ilícita y robo en poblado y en banda”.

Coordinaba una concatenación de acciones tendientes a un mismo fin: la obtención de dinero por el pago de rescates.

La sospecha es que, para financiar los golpes, se concretaban varios robos de mediana importancia. Luego, se robaban vehículos que eran preparados en talleres donde se les cambiaba las patentes. Y el tercer paso, se usaban esos rodados para seguir y privar de la libertad a las víctimas que eran elegidas “al boleo”.

Según el fiscal Marquievich “la banda criminal se caracterizó por contar con un grado de organización y logística suficiente que les permitió realizar distintos tipos de sucesos delictivos. De esa criminal forma, la banda logró alzarse con botines de gran valor, entre ellos, dinero en efectivo en moneda nacional y extranjera”.

La banda utilizaba para interceptar a sus víctimas un auto Toyota Corolla o camionetas Volkswagen T-Cross u Honda HR, que habían sido robados previamente y que luego acondicionaban para cometer los hechos con el cambio o adulteración de sus chapas patentes, para interceptar a sus víctimas.

Victimas al boleo

Con los cinco secuestros extorsivos que les imputan, la “Banda de la Cuarentena”, llegó a recaudar en siete meses 1.603.000 pesos y 43.400 en rescates o dinero en efectivo que le robaron a sus víctimas, estimaron los pesquisas.

El primer hecho ocurrió el 9 de marzo del año pasado, cuando la banda capturó a las 8.30 de la mañana a un empleado de una agencia de autos que circulaba en un Mini Cooper de la empresa en la localidad bonaerense de Haedo, partido de Morón.

La víctima estuvo una hora y media secuestrada hasta que su socio pagó 6.400 dólares y 3.000 pesos y a las 10 de la mañana lo liberaron en Ramos Mejía, partido de La Matanza.

El 7 de mayo al mediodía la víctima fue un hombre capturado cuando estacionaba su camioneta Volkswagen Tiguan en la puerta de su casa del partido de Ituzaingó.

En esta oportunidad, le pidieron a la esposa medio millón de pesos, pero el rescate no llegó a pagarse y la banda lo liberó tras una hora y medio de cautiverio en Morón, aunque le robó una computadora marca Apple MacBook y un maletín en el que llevaba 100.000 pesos para pagar sueldos.

El tercer caso llegó a trascender a la prensa y fue el de un escribano de 64 años que el 19 de mayo del año pasado, a las 13, fue secuestrado cuando llegaba con su camioneta Jeep Compass a su casa de Ituzaingó.

Tras haber sido cambiado de vehículo -como hacían siempre como modus operandi- y tenerlo cautivo una hora, el escribano fue liberado en inmediaciones del estadio del Club Deportivo Morón, luego de que su esposa entregara, también cerca de esa cancha, un pago de 7.000 dólares y 40.000 pesos.

El hecho siguiente ocurrió el 24 de junio, también se publicó en los medios y tuvo como víctima a un joven que fue capturado a las 8.30 en la localidad bonaerense de San Justo, partido de La Matanza, cuando se dirigía a su trabajo en su camioneta Toyota Hilux.

En este caso el secuestro duró tres horas, cuando lo liberaron luego de un sistema de postas que se inició en Ciudadela y terminó en Ramos Mejía, donde el padre dejó el rescate de 1.300.000 pesos oculto entre las ramas de un árbol.

El quinto y último secuestro que le imputan a la banda ocurrió el 11 de agosto a las 8.30 cuando un hombre de Moreno, que circulaba en su camioneta Audi Q5 rumbo a su trabajo, bajó del Acceso Oeste a la altura de Parque Leloir, partido de Ituzaingó, y fue capturado por delincuentes armados.

Los llamados extorsivos fueron dirigidos a la esposa de la víctima, quien se dirigió al estacionamiento del supermercado del shopping Plaza Oeste de Morón con los 30.000 dólares y 160.000 pesos que pactó de rescate.

Asalto y muerte

“La Banda del Morral” también está sospechada del asalto ocurrido en la calle Echeverría al 4000 de Gregorio de Laferrere en agosto del año pasado.

Cerca de mediodía los maleantes atacaron a un camión repartidor de gaseosas que se detuvo a bajar mercadería en un kiosco.

La madre de Triveño, advirtió esto y alertó a su hijo quien estaba de franco, pero tomó su arma reglamentaria y salió a repeler el ataque de los maleantes.

Lo que no advirtió es que cerca de allí un cómplice de los ladrones hacía de campana y lo vio salir de la casa, por lo que cuando escuchó la voz de alto, le disparó a la cabeza.

Los maleantes huyeron en un automóvil Citröen C4 que luego fue hallado quemado en un descampado.

Ese rodado vinculó el robo con la serie de asaltos, pero las pruebas no son muy firmes respecto de la autoría del hecho.

NO COMMENTS

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here

Exit mobile version