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Patadas radicales bajo la mesa: ¿ruptura o reacomodamientos?

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Gustavo Valdés y Ricardo Colombi.

Por: Luis Alarcón
Periodista

La disímil votación de los cuatro diputados nacionales por el oficialismo correntino durante la votación por el proyecto de Presupuesto nacional 2021, disparó la primera ostensible señal de alerta. ¿Se vislumbra una nueva ruptura en el firmamento radical, similar a la que en 2007 divorció a los primos Colombi?

Luis Eugenio Alarcón.

Parece la interpretación forzada de quienes exageran esos síntomas de disidencias.

El mismo Ricardo Colombi admitió la posibilidad de algunas diferencias con el Gobernador; pero las consideró lógicas de un partido democrático y, en todo caso, eso no lo ubica en el terreno opositor ni mucho menos augura un horizonte de ruptura.

Los especuladores más audaces ya arriesgan que Valdés podría ir por su reelección en 2021 por un partido distinto al radicalismo, dado el monopolio que ejerce sobre el sello partidario el jefe mercedeño.

Los que se juegan por la existencia real de esa grieta, recuerdan una y otra vez que dos proyectos considerados estratégicos por el Gobernador, como el de paridad de género y el del voto joven fueron sistemáticamente boicoteados en la Legislatura por su propio partido. Y señalan a Ricardo Colombi como el autor intelectual de esa movida obstruccionista.

Voceros del bloque peronista de la Legislatura lo han dicho con todas las letras: esos proyectos no han podido ver la luz debido a la propia interna del oficialismo.1 Hay quienes dicen que los peronistas no pueden sorprenderse, ya que, si hubo internas feroces a lo largo de la historia, las del peronismo baten récords.

Estilos Es cierto: los herederos de Perón y Evita no se caracterizan por hacer política de salón; son bastante expresivos en la manifestación de sus ideas y sus actos. Son más sanguíneos y, por eso mismo, más parecidos al hombre de la calle.

En cambio, el radicalismo, como eje vertebrador de la exitosa alianza multipartidaria Encuentro por Corrientes (ECO), se vanagloria de utilizar la batuta de una asociación de damas y caballeros respetables que se rigen por la racionalidad más absoluta y por haber sabido erradicar las bajas pasiones hacia otras esferas de la vida mundana.

¿Alguien puede creer que una actividad como la política, cruzada por intereses y pletórica de ambiciones varias, se puede jugar como quien baila un minué?

Es obvio que el radicalismo y su ECO, han creado un clima artificial de acuerdos superestructurales sustentados por los grupos económicos dominantes de la sociedad correntina tradicional.

Esos poderes fácticos detrás del trono, cuando observan que, con cierta dosis de pragmatismo, el gobernador Valdés intenta meter en la agenda leyes de avanzada en su significación social y cultural, o llega a acuerdos con el Gobierno nacional para avanzar hacia un modelo productivo que sacuda la modorra secular correntina, se ponen en alerta y mueven sus piezas.

Así, hacen jugar a sus peones y alfiles en el sentido de recordarle al Gobernador cuál es su compromiso esencial. Para ello cuentan con sus hombres y mujeres en el conglomerado político de ECO.

Prorrogar los mandatos partidarios del propio partido del mandatario (sin consultarlo), cajonear sus proyectos de paridad de género y voto joven, no acatar sus directivas expresas de votar por la positiva el conveniente proyecto de Presupuesto nacional, son algunos de los síntomas de esa aviesa marcación de cancha que le están haciendo a Valdés y sus colaboradores.

Examinar los gestos Es cierto: los radicales no se pelean en público como los “incorregibles” peronistas; pero tienen los tobillos destrozados de tanto darse patadas debajo de la mesa. “Somos un grupo de dirigentes que ha aprendido y vamos a encontrar la forma de resolver todos los conflictos que se nos presenten”, dijo hace pocas horas Claudio Polich, ministro de Valdés en el área de Obras Públicas y un cuadro radical que en su momento se sumó a las filas rebeles contra el ricardismo, pero que después supo reubicarse oportunamente en el lugar donde exactamente sopla el viento.

Hay momentos en la política en que no hay que esperar mucho de las palabras, sino más bien de los gestos y de lo que se mueve debajo de las puntas de los icebergs.

Esas circunstancias parecen ser atravesadas hoy por la alianza gobernante y su nave insignia, la UCR.

Hay quienes aseguran que la sangre no llegará al río y que estas escenas de pugilato no son más que pulseadas para ganar espacios en el ECO versión 2021.

Los diferentes actores de la escena política oficial se irán expresando cada vez más en ese sentido. Habrá que ir tomando nota de esas palabras, para intentar ver qué hay realmente bajo la superficie de las aguas.

1En Corrientes el oficialismo está formado por una coalición de partidos encabezada por la UCR y Cambiemos.

*Texto publicado en el N°2 de la Revista Restauración, editado en Corrientes. Noviembre 2020.

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